
Psicología positiva: ¿Todo es posible?
Psicología positiva: ¿Todo es posible?
Psicología positiva: cuando «todo es posible».
Existe una relación directa entre una cultura que nos transmite el mensaje de que se puede conseguir cualquier cosa y la existencia de una baja autoestima, producto de no ser capaces de cumplir con nuestras más altas expectativas y de la comparación con la gente que nos rodea.
Cualquier persona que haya ido a la sección de libros de autoayuda centrados en la psicología positiva de cualquier librería habrá tropezado básicamente con dos tipos de libros. El primer tipo es el que nos dice «Puedes hacerlo! Puedes triunfar! Todo es posible!» Se trata de aquellos libros que basan su premisa en la Ley de la atracción. Estos lo que vienen a decir es que si deseas con suficiente fuerza algo, esta acabará sucediendo. Podemos pensar que si no lo consigues, probablemente sea porque no lo deseas con intensidad o porque no te hayas esforzado lo suficiente. Otro tipo de libro es el que te enseña a trabajar la «baja autoestima».
No estoy negando la importancia de pensar positivamente, es necesario hacerlo. El problema es cuando el pensamiento positivo se convierte en fantasía.
Uno de los peligros de la psicología positiva es la evitación excesiva de las emociones llamadas falsamente «negativas». La tristeza, la rabia y el miedo son emociones naturales que cuando vienen originadas por creencias racionales resultan ser adaptativas, representan ser mecanismos de defensa que nos permiten afrontar diferentes situaciones en el día a día. Prohibir emociones consideradas como «negativas», negar o evitar las experiencias dolorosas hace que haya una falta de toma de conciencia emocional y ello puede conducir a una mala resolución de situaciones donde la frustración y la aceptación son necesarias. Para ser consciente de un problema y resolverlo debemos poder experimentar tristeza, rabia o miedo. Por otro lado, los defensores de la psicología positiva tienen tendencia a construir el mundo emocional en términos dicotómicos, es decir, en buenos o malos, cuando la realidad es mucho más compleja.
Es importante ser conscientes de nuestras propias limitaciones y aprender a sostenerlas, la perfección no existe, lo ideal es irreal y no todos los deseos se cumplen, y no pasa nada.
Aquí tienes algunos remedios contra nuestras frustraciones cotidianas:
- Abandonar nuestras falsas fantasías de éxito.
- Enfocarnos en nuestras propias ideas realistas y pasar a la acción llevándolas a cabo.
- Asegurarnos de que en realidad somos nosotros los autores de nuestros propios parámetros de éxito, sin compararnos con modelos imposibles o irreales.
Termino con un consejo que seguro no les gustará a los fervientes lectores de libros de autoayuda basados en la psicología positiva: desconfiad de aquellos que os digan que «todo es posible».
Dra. en psicología clínica y psicoterapeuta