Sobremedicación y salud mental ¿Patología o normalidad?

Sobremedicación: El fármaco de la «normalidad».
 
El desenfreno por la sobremedicación para regular la conducta de niños y adolescentes está poniendo en evidencia problemas existentes en nuestra sociedad, el deseo de controlar a toda costa el comportamiento de los demás de manera rápida y sin tener en cuenta sus efectos secundarios así como la incapacidad que tenemos para comprender al otro.

Los psicofármacos son necesarios y de gran utilidad en el caso de los trastornos mentales severos y persistentes, pero a la hora de tratar problemas psicológicos, lejos de ayudar en estos problemas los empeora: la sobremedicación causa más daños que beneficios.

En la actualidad, antes de que cambiar el entorno en el que vivimos, preferimos alterar nuestros cerebros para que se adapten al entorno. Existe cierta tendencia a considerar que la timidez, la rabia y otras emociones o rasgos «indeseables» no son una parte natural de la condición humana sino que son enfermedades, problemas que se deben solucionar a través de pastillas.

Las expectativas demasiado elevadas han distorsionado la definición de lo que se considera normal y aceptable, esto sobre todo sucede en los pequeños. A muchos niños se les diagnostica déficit de atención y / o hiperactividad por motivos equivocados que forman parte de un cambio cultural más amplio.

¿Se imaginan un niño que se comporte de manera impecable en todo momento o una familia que nunca discuta? No existe una pastilla mágica que mantenga a los niños controlados en todo momento ni hace falta que exista. Rebelarse contra la autoridad forma parte del crecimiento, y el conflicto es un rasgo de la vida familiar.

Estoy cansada de ver a pacientes sobremedicados en la consulta que llegan con un diagnóstico debajo del brazo cuando lo que les sucede no es más que la experiencia de un proceso de adaptación a un cambio impuesto por la vida, el enfrentamiento a un duelo, a una ruptura, la mala gestión de la frustración o la falta de herramientas a la hora de gestionar una situación de conflicto. Todo ello les genera malestar emocional. A muchos pacientes se les coloca una etiqueta diagnóstica como la «depresión» y se les despacha con una receta cuando lo que necesitan son estrategias para poder convivir y relacionarse satisfactoriamente con su entorno.

Existen momentos o situaciones determinadas en las que las personas nos sentimos con una aparente falta de herramientas para saber gestionar esas situaciones, en esos momentos, recurrir a psicoterapia puede ser más que beneficioso. Mediante el proceso de psicoterapia se logran cambiar patrones de conducta, modos de pensar, de relacionarse, de adaptarse a los cambios impuestos por la vida y permite modificar patrones inadecuados que son muchas veces la causa de nuestro malestar emocional.

Dejemos de patologizar el sufrimiento humano, que parece que es uno de los objetivos de la industria farmacéutica. Dejemos de recurrir al fármaco «de la normalidad» y renunciemos a la sobremedicación, tomemos consciencia de que la mayoría de los problemas psicológicos no se resuelven con pastillas.