Saber despedirse
Hay cárceles de las que sólo uno tiene la llave.
A veces uno tiene tantas ganas de conservar a quien guarda en ellas, que se empeña en hacer sufrir, cerrando los ojos.
A veces es mejor abrir la jaula y liberar a quien sabes que no es feliz dentro de ella.
Diría que el amor es, entre otras cosas, poder abrir esa jaula, aun sabiendo que te arrepentirás. Dejando que por fin, alguien tenga la oportunidad de desplegar sus alas al viento para poder ir donde quiera, vivir donde quiera, en otro lugar donde no existan las llaves ni las puertas, donde poder reinventar otro amor que no necesite de barrotes.
Existe una cura para las heridas, para las heridas del roce de las alas del preso al salir de la jaula y para la de la mano del prisionero cuando abre la puerta: el tiempo y el silencio.
Dra. en Psicología y psicoterapeuta
1 Comment
Luci
abril 26, 2018at 7:39 amExcel.lent síntesi – metàfora quan es dóna na ruptura amorosa, … Malgrat ens pesi